La
revisión del funcionamiento hidráulico confirmó
que, en el tramo en estudio, no es posible realizar maniobras
de obstrucción al flujo que generen fluctuaciones de
presión por golpe de ariete. Tampoco hay evidencia de
que la falla del tubo pueda asociarse con variaciones de presión
por la presencia de aire acarreado por el flujo, ya que en las
mediciones realizadas durante la operación a flujo estable
sólo se observaron fluctuaciones de presión de
muy baja intensidad.
Por
otro lado, las técnicas mejor documentadas y probadas
para inspección y evaluación de acueductos de
concreto presforzado son: inspección por interacción
de campos magnéticos y monitoreo acústico
En
el primer caso, se trata de una técnica que aporta información
muy confiable y precisa sobre ubicación y número
de espiras rotas en la estructura de los tubos, pero que requiere
vaciar el conducto. Con la segunda técnica, no se requiere
la suspensión del servicio; sólo es necesario
realizar inserciones en la tubería para instalar hidrófonos
con los que es posible obtener una buena precisión de
la ubicación de las secciones con espiras en proceso
de distensión.
Adicionalmente,
las pruebas de laboratorio realizadas al acero de presfuerzo
y al concreto mostraron que los materiales utilizados para la
construcción de los tubos cumplen con los estándares
de resistencia de materiales típicos, por lo que las
fallas ocurridas no pueden ser atribuidas a una mala fabricación
de la tubería. De esta manera, se confirmó que
la corrosión del alambre de presfuerzo es la única
causa de la falla del tubo.
Los modelos planos de elementos finitos del tubo mostraron que,
cuando se tienen confinamiento del suelo en todo el perímetro,
los esfuerzos de tensión en el concreto del forro interior
se alcanzan para mayores valores de presión interna,
mientras que los esfuerzos en la lata de acero siempre permanecen
por abajo del límite de fluencia del material.
Los
modelos tridimensionales de elementos finitos muestran, para
tubos con características similares a los del Sistema
Cutzamala, que si el alambre de presfuerzo presenta espiras
rotas en secciones con 35 cm de longitud, apenas se logra la
falla por tensión del concreto del forro exterior, lo
cual no implica la rotura de la tubería. Por otro lado,
a partir de longitudes de aproximadamente 73.5cm con rotura
de espiras, es de esperarse la falla del concreto y de la lata
de acero, y en consecuencia, la falla completa del tubo. Las
longitudes mencionadas pueden utilizarse como parámetros
para determinar cuando un tubo debe ser reparado o, en su caso,
sustituido.
En
esta investigación colaboraron, por la Coordinación
de Mecánica, Térmica y de Fluidos: Alejandro Sánchez
Huerta, Eduardo Rodal Canales y Rafael Carmona Paredes, este
último como responsable de la parte hidráulica
y de los métodos de inspección no destructiva
del proyecto; por la Coordinación de Estructuras y Materiales:
Carlos Javier Mendoza Escobedo; y por la Coordinación
de Mecánica Aplicada: Roberto Gómez Martínez,
como responsable de la parte estructural del proyecto, y los
becarios David Muñoz Vizuet y Ricardo Vera Ramírez.