Don
Fernando Hirirart con Verónica Benítez durante
la entrevista
Fernando
Hiriart Balderrama
Atender
los problemas urgentes es prioritario,
aunque no tengan atractivo político.
Hay que pensar primero en el bienestar social
Cuando
me ofrecieron trabajo en Ingeniería experimental de Comisión
Nacional de Irrigación, sólo había oportunidad
en el laboratorio de hidráulica y dije pues aunque sea.
Eso fue hace poco más de 63 años y desde entonces
he estado ligado a esta maravillosa disciplina. En realidad
soy presero, he participado en el diseño y construcción
de muchas presas. Una presa es una estructura impresionante.
La parte más delicada, donde se presentan fallas con
mayor frecuencia, es el vertedor y esto se debe a que generalmente
no tiene la capacidad suficiente. El problema se presenta tanto
en México como en otros países. Con estas palabras
empieza nuestra conversación con Don Fernando Hiriart,
quien fue el primer director del Instituto de Ingeniería
de la UNAM.
Para
mí, la creación del IIUNAM está muy ligada
a la idea que tenía el ingeniero Rodolfo Espinosa de
hacer los estudios hidráulicos en México. Espinosa
era un hombre un tanto desequilibrado; por ejemplo, en una ocasión
le dije, ingeniero lo felicito, ahora sí se levantó
temprano y me contestó: no, en realidad todavía
no me acuesto. Se había quedado toda la noche trabajando.
De él aprendí muchas cosas. Tenía un sistema
muy personal de organizarse, usaba una libreta y ahí
hacía anotaciones de lo que debíamos hacer. Fue
un hombre importante aunque somos pocos los que lo recordamos.
Con esta idea de hacer los estudios en México surgió
la necesidad de que existiera un laboratorio de ingeniería.
Después
de un año logramos tener dos pabellones como laboratorios,
que dependían de la Secretaría de Agricultura.
Por su parte, ICA donó a la universidad -específicamente
al Instituto de Ingeniería, que en sus inicios fue la
División de Investigación de la Escuela, hoy Facultad
de Ingeniería- equipo para realizar este tipo de estudios.
La hidráulica deja de ser un problema preocupante si
se tiene un buen laboratorio.
En
un principio, los objetivos del Instituto fueron diseñar
las obras que iba a construir el gobierno. Actualmente, no estoy
muy seguro de las metas del IIUNAM. Sin embargo, es evidente
que el principal problema radica en la división del trabajo.
Es decir, en mi opinión, una sola institución
debe realizar el proyecto completo, porque al no haber un coordinador
de los trabajos el resultado es producir diseños malos
o regulares. En la parte hidráulica, el diseño
con modelos debería estar a cargo de una sola dependencia
que tuviera ingenieros preparados y conociera el campo y los
problemas de construcción.
En
México ha habido ingenieros muy preparados, como José
Luis Sánchez Bribiesca, Raúl J Marsal, Raúl
Sandoval y Emilio Rosenblueth, entre otros. En especial recuerdo
a Sánchez Bribiesca como un buen amigo, muy capaz e inteligente.
También me acuerdo del señor Waiss quien ayudó
mucho al Instituto, aunque no fue miembro de él; era
un asesor de la Comisión Nacional de Irrigación.
-Ingeniero,
en su opinión ¿qué problemas tendrá
que enfrentar la ingeniería hidráulica en los
próximos años? -
Bueno, como le comenté, el diseño de vertedores
es sin duda, donde las presas tienen mayor número de
fallas. También hay problemas por el tipo de suelo y
el azolvamiento del mismo, ya que todavía no hay sistemas
de desazolve adecuados.
Otro
problema muy importante es el de la distribución de agua
potable, tema poco atractivo para los políticos, pues
la detección de fugas y el mantenimiento de tuberías
no son obras que llamen la atención. La gente está
acostumbrada a abrir la llave y tener agua, en realidad no sabe
lo que cuesta, ni de donde viene, es decir ignora todo lo que
se tiene que hacer para que esto suceda. El agua debería
tener precios adecuados más elevados, para que la gente
la valorara.
Los
ríos se están agotando y el agua de mar no se
puede utilizar para riego. Qué vamos a hacer cuando no
haya qué comer. Estamos en el límite de la capacidad
de distribución de agua en la ciudad de México,
y el agua está empezando a escasear. Las principales
fallas en los sistemas de distribución de agua son las
fugas, que son muy grandes; además no sabemos usar el
agua. La gente debería usar menos agua y los organismos
operadores reducir las presiones en las tuberías, además
de corregir las grandes fugas; es decir, dar mantenimiento a
la tubería. Hace tres años participé en
un estudio para conocer el problema de las fugas en tuberías
y los resultados están archivados. Desafortunadamente,
estos proyectos no se concluyen. Por otro lado, para tomar decisiones
se reúnen muchas personas y esto hace difícil
ponerse de acuerdo.
Es
muy importante educar a la población, enseñar
a todos a cuidar el agua y educar a las autoridades para que
exista una planeación adecuada que atienda los problemas
hidráulicos urgentes aunque no tengan atractivo político
pero considerando que a futuro repercutirán en el bienestar
social. Lo malo es que no existe un programa educativo, sólo
existe la idea de hacerlo y de que es urgente. Falta mucha planeación,
o está archivada y cuando se quiere usar ya es obsoleta.
Este
tipo de organización es la que prevalece en México
y Centroamérica, porque en Europa sí se planea
el trabajo a largo plazo, la gente tiene más cuidado
con el agua y está conciente de que éste es un
problema mundial.
El
ingeniero Hiriart hace una pausa y me pregunta si me molesta
si fuma. Le contesto que no y veo que enciende un cigarro, Delicados
sin filtro. Le digo -ingeniero, usted fuma los mismos cigarros
que fumaba mi papá-, quien también era ingeniero.
Me responde: Estos cigarros son los únicos, son los buenos,
son los que fuman los ingenieros.
Toda
una vida dedicado a la ingeniería, toda una vida proporcionando
bienestar a la sociedad. Padre de cuatro hijos. Desafortunadamente,
uno ha fallecido. Le viven su hijo Hugo, y sus hijas Berta y
Marcia. “Hugo lo recuerda como un hombre de acción,
transformador de la realidad, un hombre convencido de la imperiosa
necesidad de hacer las cosas bien, no por la recompensa, ni
por la fama sino por la satisfacción con uno mismo. Su
hija Berta, al hacer un boceto de su padre, lo compara con un
oso, por la contundencia, la integridad, su nada de medias tintas,
y con un castor, por su espíritu constructor. La hija
menor, Marcia, por su parte, afirma que de su padre aprendió
muchas cosas y logró hacer de los libros y de las matemáticas
sus mejores amigos. El trabajo es sin duda una fuerza impulsora
en la vida y es indispensable tomárselo en serio, los
ideales hay que defenderlos con argumentos sólidos.”
(Tomado del libro Ing Fernando Hiriart Valderrama. Una vida
al servicio de la ingeniería y de México).”
Al
ingeniero Hiriart no le gusta el pollo, le encanta leer a Sherlock
Holmes, el buen vino tinto y la música de Bach. Le preocupa
siempre que se resuelva lo que está en nuestras manos,
sobre todo si son problemas de México.