Noviembre 2002
La Señal
José
Luis Fernández Zayas
La insulsa
cimentación de la estructura de la antena era poco afortunada
para el centro de dicha plaza, por lo que un grupo, que incluyó
a muchos amigos de Carmen, el Consejo Interno y la Comisión de
Administración y Planeación del Instituto, acordó
buscar una escultura apropiada que la coronara. La escultura debería
de alguna forma recordar el sitio donde se recibía la señal
de sismología, que era la razón de ser de la estructura,
y al mismo tiempo destacar la importante función de liderazgo
de Carmen.
Fue muy afortunado
que en esos meses el ingeniero Rafael Aburto, conocido constructor,
destacado funcionario de la Facultad de Ingeniería, gran amigo
del Instituto y escultor, consagrado en varias obras que se encuentran
dispersas en diferentes partes del mundo, pero principalmente en el
campus de Ciudad Universitaria, decidiera ofrecerle el obsequio de una
de sus obras al Instituto. Nos pareció interesante escuchar la
oferta de Rafael, quien ofreció costear todos los gastos correspondientes
al traslado, remozamiento e instalación de su obra. Naturalmente,
Rafael conoció a Carmen y su trascendencia, pero no sabía
cuál podría ser el destino de la escultura. La obra, que
esperaba sitio definitivo en el taller de Rafael desde hacía
mucho tiempo, tenía desde su nacimiento el nombre La Señal.
Es así que, con esta afortunada coincidencia, el Instituto de
Ingeniería cuenta ahora con la Plaza Carmen Meda, cuyo centro
se erige, recordándonos la antigua antena, la vida y obra de
Carmen Meda, y nuestra misión, La Señal.
