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Reseña de Libros
Karl Terzaghi. The engineer as artist, del autor Richard E Goodman, editorial ASCE Press, 1998.
Como profesor pasó por el Royal Ottoman College de Estambul y por el Robert College, también en
Turquía; luego participó en la Universidad Técnica de Graz su alma mater. En Estados Unidos funda el
laboratorio y las clases de Mecánica de suelos en la Universidad de Harvard, junto con uno de sus más
destacados discípulos, Arthur Casagrande. Sus relaciones con las burocracias universitarias siempre
fueron conflictivas, pues a veces era difícil armonizar su trabajo como consultor -que lo llevó por
todo el mundo- con los compromisos académicos. Es interesantísimo saber que Terzaghi únicamente fue
profesor de medio tiempo en Harvard, pues a las instancias superiores de esa universidad les chocaba
que pasara tanto tiempo viendo problemas en el campo. Sin embargo, su trabajo despertaba gran interés
en los nuevos ingenieros en formación que deseaban incorporarse a su grupo de investigación y en la
lista de sus alumnos incluye a muchos distinguidos geotécnicos de todo el mundo que contribuyeron a
cimentar sólidamente a la Mecánica de suelos. Algunos de sus discípulos que influyeron decisivamente en
el desarrollo de la nueva disciplina en México destacan el Prof Raúl J Marsal, quien fue uno de los
fundadores de nuestro Instituto y que desarrolló varios proyectos conjuntos con el Dr Casagrande. El
Dr Marsal promovió, divulgó e inculcó en sus alumnos y colaboradores muchos de los métodos e ideas de
Terzaghi.
Al leer esta biografía es inevitable establecer algunos paralelismos. Si Terzaghi hubiera llegado a la
UNAM de nuestros días, seguramente hubiera chocado con su rígida estructura y habría arriesgado su
estímulo económico llamado PRIDE. En el Sistema Nacional de Investigadores le hubiera ido mejor ya que
sus artículos -algunos publicados en revistas que podrían no estar catalogadas en el padrón de
excelencia de la época- sin duda le hubieran ayudado, aunque claro, uno nunca sabe qué puede pasar ahí.
Estas y muchas otras reflexiones surgen de esta biografía; evidentemente es una lectura altamente
recomendable para todo ingeniero pero absolutamente imprescindible para los que se dedican a la
geotecnia.
Efraín Ovando Shelley
junio de 2000

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