Diciembre 2000

Editorial

Termina el año 2000 que representó para la UNAM, en febrero, el fin del paro que duró casi 10 meses. La normalización de las actividades ha permitido la recuperación de muchos proyectos institucionales e inclusive personales que fueron interrumpidos parcial o totalmente.

Durante el paro, el Instituto de Ingeniería pudo seguir trabajando casi normalmente. Sin embargo, el deterioro de su imagen causó daños, algunos difícilmente cuantificables y otros más evidentes. Por ejemplo, los ingresos extraordinarios percibidos durante 1999 fueron menores en 9.1 % a los conseguidos un año antes si se calculan a precios constantes.

Durante el año 2000 mi gestión enfrentó varios retos.

En primer lugar, con base en los resultados de las auditorías practicadas al inicio de mi gestión, se hizo necesario realizar un ajuste en las prácticas administrativas con el objeto de cumplir con la normativa universitaria. Se ha tratado de mantener la agilidad necesaria para dar respuesta oportuna a las necesidades de los proyectos patrocinados. La etapa de transición sin duda ha sido difícil para todos. Con los cambios hasta ahora realizados y los que en breve se implantarán, la administración será más ordenada y ágil en el control de las operaciones. Nos seguiremos esforzando por lograr mayor calidad.

La transición administrativa también fue afectada por el problema de liquidez financiera del Instituto. Durante este año vivimos una estrecha disponibilidad de recursos ocasionada en parte, por la disminución de ingresos extraordinarios del año anterior y, también, por los compromisos que debimos afrontar asociados con la Torre de Ingeniería.

La recuperación en la generación de recursos y el acuerdo establecido con el Rector con respecto a la Torre de Ingeniería aportaron mayor margen de maniobra a la dirección. El nivel de ingresos se ha recuperado a lo largo del año y estimamos que al término del 2000 se logrará un incremento con respecto a 1999 del 21 % en los ingresos extraordinarios, cuantificados a precios constantes.

El acuerdo establecido para el desarrollo de la Torre de Ingeniería, del cual informé en su momento a toda la comunidad, nos permitirá ocupar dos pisos y participar conjuntamente con otras dependencias universitarias en un proyecto pionero de vinculación universitaria en el que se abren importantes expectativas para el Instituto.

Con el fin de involucrar a toda la comunidad académica en nuestro desarrollo futuro, inicié un proceso de planeación estratégica a través del cual definiremos, de manera conjunta, las principales acciones que regirán nuestros esfuerzos durante el periodo 2001-2003.

Otro punto por destacar es el proceso de integración del Instituto al posgrado universitario. Con base en el nuevo Reglamento general de estudios de posgrado, se participa de manera formal en la organización del posgrado en ingeniería, en el de ciencias de la computación y en el de urbanismo.

Durante el 2000 se iniciaron las acciones para integrar a las diversas dependencias universitarias participantes y así lograr programas de posgrado de excelencia, lo cual no ha sido fácil; sin embargo, dada la importancia que reviste el posgrado para el Instituto, deberemos realizar nuestro mayor esfuerzo para lograr un posgrado universitario eficiente, de alta calidad y competitivo con respecto a otras instancias de educación superior.

Francisco J Sánchez Sesma

regresar